domingo, 26 de febrero de 2017

EL ULTIMO ENCUENTRO DE SÀNDOR MÀRAI

                                                             
                                                  


Me gustaría hacer una pequeña introducción sobre la vida del autor, novelista, periodista y dramaturgo, antes de iniciar la reseña de su obra El último encuentro.
He leído cinco de sus historias, de las que están traducidas al español:

  • Confesiones de un burgués.
  • Tierra, Tierra
  • La mujer justa
  • La extraña
  • El último encuentro

Sándor Márai nació en una pequeña ciudad de Hungría en el año 1900, en el seno de una familia burguesa de origen sajón, cuando aún existía el imperio Austrohúngaro.
Escribía en húngaro, ya que se sentía muy orgulloso de su idioma, aunque empezó haciéndolo en alemán. Se le llegó a comparar con Tomas Mann y Stefan Sweig.
Con la invasión de la Unión Soviética y la implantación del comunismo en su país, toda su obra fue prohibida y tendrían que pasar muchos años para que de nuevo se volvieran a reeditar sus libros.
Vivió en Suiza, París, Budapest e Italia, al final se trasladó a Estados Unidos, donde le fue concedida la nacionalidad.
Unos meses antes de la caída del muro de Berlín y cuatro años después de la muerte de su esposa, se suicidó pegándose un tiro en febrero de 1989.
       
<<Cómo se transforman los rostros cuando están escuchando música>> Estas palabras del protagonista que pudieran parecer un sinsentido, para las personas que la aman, pueden llegar a ser todo un referente y un modo de vida.
He creído oportuno empezar la reseña con una frase significativa de los sentimientos que afloran continuamente a lo largo de la trama de esta historia, que más bien, se la podría denominar: monólogo, ya que, aunque en la novela intervienen varios personajes, y son descritos en los primeros capítulos, para darnos a conocer su ascendencia, su forma de entender la vida y sus aficiones. No creo relevante hablar mucho de ellos. Y es que uno casi los olvida, a pesar de su presencia continuada, debido a la potencia de los dos personajes principales.
La historia transcurre en un viejo castillo de Hungría donde se reúnen a cenar, después de cuarenta años sin verse, dos amigos que durante veintidós fueron inseparables. Los dos de diferentes estatus sociales. Desde el mismo instante en que se conocieron, sintieron que sus vidas habían quedado unidas para siempre por la amistad. La relación más intensa que puede existir entre las personas, según palabras del protagonista.
Sándor Márai describe con excelente maestría tanto los paisajes y los protagonistas, como la época y costumbres en la que transcurre la novela. A medida que nos adentramos en la lectura, el autor va narrando como un día y sin remedio posible,  se produce la traición de esa profunda amistad, mediante el romance amoroso entre la esposa del protagonista y el amigo. Por ese motivo, el primero se encierra en su casa y en sí mismo, incluso abandonando a su esposa y no volviendo a hablarle ni en la hora de su muerte, a la espera de que el segundo, que ha huido sin darle explicaciones, vuelva  y entonces, pueda exigirle la verdad.
La prosa que utiliza el autor es clara, sencilla y realista, en la cual quedan reflejados sentimientos de amor, odio, celos, rencor y venganza, que se pasean en un continuo  in crescendo a medida que transcurre la conversación de los antiguos compañeros, casi hermanos, para llegar al final, cuando ya no quedan palabras que decir, ni rencores que alimentar al perdón por ambas partes, reconociendo el protagonista que —existen pasiones imposibles de controlar por el ser humano—. Llegado este momento, ni siquiera necesita que el amigo le dé su versión de lo ocurrido tantos años esperada, pues a lo largo de la conversación, en la que éste apenas dice unas palabras, ha entendido la verdad que siempre ha estado buscando.
El autor trasmite a la perfección la importancia de lo que significa una amistad verdadera, que se ve truncada por otros sentimientos, quizá más fuertes, como puede ser, el que provoca la música en seres que viven por y para ella. Seres que nunca se sienten solos si la tienen a su lado envolviendo sus vidas y que nada más pueden compartir entre quienes tienen su misma sensibilidad.
A lo largo de la conversación, el protagonista va dando respuesta a las preguntas que se ha ido formulando durante tantos años al no entender —cual fue la fuerza que pudo unir a dos de las personas más importantes de su vida— y que él no había podido compartir, ni siquiera sospechar, dado que odiaba la música y por ello no prestaba atención a lo que estaba ocurriendo a su alrededor.
<<Y como la música no tiene ningún significado que se pueda expresar con palabras>>, se pregunta continuamente si acaso ese sentimiento que el desconoce es más importante que la amistad.
Después de todos los años que ahora considera perdidos, está convencido de que muchas veces en la vida, las personas se empecinan en quedarse atascadas para no dar su brazo a torcer, por orgullo, miedo o cobardía y no piden ni dan explicaciones cuando es la hora. Una vez llegados a la vejez, es cuando hacen la reflexión que debieron permitirse a su debido tiempo, y aunque ya es demasiado tarde, no lo suficiente como para reconocer que se estaba equivocado y que la culpa no es de una persona sola, sino que cuando se produce una traición, intervienen diferentes factores en la actuación de cada una de ellas.
Así pues con la lectura de El último encuentro, el autor nos invita a entender la importancia de compartir la pesadumbre que en un momento determinado de la vida, puede llegar a ofuscar al ser humano y que al final, solo son trabas que uno mismo se pone en el camino.
En conclusión, este libro de Sándor Márai es altamente recomendable para mantener la mente abierta a todas y cada una de las situaciones que se pueden presentar en el devenir diario.